«Nuestro acercamiento al folklore se está produciendo desde el descubrimiento, la ingenuidad y la sorpresa»

Álex Juárez y Víctor Hernández, además de hermanos, forman Maestro Espada, el grupo llamado a echar raíces y florecer sobre la música de nuestra huerta, abriendo nuevas flores a través de unos sonidos aderezados con el folk y la electrónica más actual. Charlamos con ellos.

 

Cuando el talento, los sentimientos más arraigados y el atrevimiento unen sus caminos, en cualquiera de las artes, suele surgir algo mágico. En Maestro Espada así ha sido. Además, a la receta se le ha puesto el broche final con muchas ganas de descubrir, con un hambre voraz por remover la tierra de la huerta para buscar el diamante. En su imaginario vale todo, y el folk y la electrónica quizás solo son autopistas por las que transportarte de Nonduermas a la Era Alta, de La Alberca a La Albatalía. La tradición y la vanguardia, más que nunca, tienen aquí a sus verdaderos capitanes.

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Cuando os escuché por primera vez volví a Totana con mis abuelos. La música tiene ese poder de evocar recuerdos. ¿Cuáles han sido los vuestros a la hora de armar las canciones de Maestro Espada?

Víctor Hernández: Creo que en nuestro caso no hay tantas experiencias directas con el folklore murciano, ya que venimos de otra escuela musical. Ha sido más tarde cuando hemos visto el valor que tiene realmente. En mi caso, recuerdo ver un concierto de repentistas hace unos años y flipar en colores. La cercanía, la espontaneidad y la naturalidad de ese momento me hizo conectar con las raíces de la tierra y verlo desde otra óptica, darme cuenta de que esas letras, esos ritmos y esas melodías me llegaban más que un estribillo de una banda de Manchester.

Álex Juárez: Recuerdo la presencia de esa música en las calles, y también en casa a través de nuestros padres. Está el factor recuerdo, pero para nosotros es sobre todo un descubrimiento. 

Algo que me gusta mucho del proyecto es que, a pesar de ser transgresor y romper con la línea más purista de nuestro folklore, mantiene un respeto increíble por la tradición. ¿Lo veis así?

V.H.: Sí que tenemos mucho respeto a la tradición. Nuestra mirada es muy naif en ese sentido, sabemos que hay maestros del folklore que se llevan dedicando a esto toda la vida, como El Tío Juan Rita o las Cuadrillas. Nosotros simplemente hemos recogido el testigo desde otra perspectiva, aportando otra mirada, que ojalá sirva para reivindicar lo nuestro. 

A.J.: El respeto es escuchar, prestarle atención y estar dispuesto a que cale. Cuando algo te fascina, te influye. Pero después, cuando estamos tocando nos gusta estar abiertos a que ocurra cualquier cosa, a que todo se transforme. Y en esa segunda fase solo importa guiarse por intuiciones, de una forma libre.

Ambos habéis tenido una marca vena folk en vuestros últimos trabajos. ¿Es Maestro Espada el fin normal a lo que veníais haciendo? ¿Cómo confeccionasteis este proyecto?

A.J.: No sé si es normal, pero cada paso que vamos dando tenemos la sensación de estar descubriendo o aprendiendo algo nuevo. Tocamos en el estudio, escribimos y también nos pasamos música. En nuestras referencias hay tanto Salves antiguos como música electrónica, y vamos probando cosas hasta que algo nos emociona. 

V.H.: Creo que como ambos tenemos proyectos en solitario, ya soltamos nuestra vena personal por esa vertiente, y en un proyecto conjunto siempre nos habíamos marcado como objetivo que fuese más atrevido, más experimental. Para nosotros, lo más experimental que conocíamos era el folklore murciano, así que tiramos por ahí. 

Venís de una familia en la que la música tiene una importancia total. ¿Escuchabais música huertana en casa? ¿Cómo os interesasteis por los palos de nuestra música?

A.J.: Estaba presente, sobre todo en Navidad, pero se escuchaban más otras cosas, como nueva canción. 

V.H.: En nuestra casa siempre se ha escuchado de todo, desde música clásica hasta Pink Floyd o Supertramp. El folklore no ha estado tan presente, quizá por eso, y al haber cultivado una escucha curiosa, nos interesa más ahora. También el gusto por la literatura de nuestros padres ha influido en que valoremos la sencillez y la claridad de las letras murcianas.

Según me dijisteis en una conversación, para vosotros “esto era curiosidad, no nos interesa hacer un giro meramente estético, con la misma estructura y la letra del folklore, sino ver qué elementos encajan en nuestro tono”. ¿Lo estáis consiguiendo?

V.H.: Nuestro acercamiento al folklore se está produciendo desde el descubrimiento todo el rato, desde la ingenuidad y la sorpresa. Como además venimos de escuchar otra música, es interesante cómo vestimos las canciones, con una instrumentación ajena a la de la tradición, con samples en lugar de panderetas, con sintetizadores en lugar de guitarros. Poco a poco vamos encontrando una forma de sentirnos a gusto con lo que aportamos. 

Otra cosa que me encanta del proyecto es que cantáis con acento murciano, sin ocultarlo, incluso poniéndolo en valor. ¿Por qué lo decidisteis así?

A.J.: Nos salió natural, no hubo mucho debate. Así lo hacen las cuadrillas y ese es uno de los aspectos más interesantes del folklore, que en cada región se habla y canta un poco diferente. Eso no ocurre en otros estilos donde todo es más uniforme. 

Me contó Alex que habéis flipado con las castañetas, que es casi heavy metal. ¿Qué otros instrumentos de nuestro folklore habéis incluido en el proyecto?

A.J. – Seguimos explorando, nos gustan las panderetas, los hierros, la botella de anís. El laúd lo usamos también bastante. Pero realmente son las voces, y la manera en la que se canta y se escribe, lo más interesante del folklore. 

Se está volviendo a la recuperación de las tradiciones en la música. Vemos ejemplos como Rodrigo Cuevas, que lo está petando con su folk electrónico astur. Incluso con C Tangana, recuperando sonidos de los 80 y 90. ¿Se han agotado el indie y el trap?

V.H.: No podemos predecir los vaivenes de la industria musical, pero sí que es cierto que últimamente hay una tendencia por recuperar y volver a la esencia de la canción española más clásica, a una buena letra y una instrumentación orgánica y austera. Aun así, creemos que todos los estilos pueden convivir y aportar los unos a los otros.

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¿Cómo componéis los temas de Maestro Espada? Sé que hay mucho estudio previo, pero ¿cómo os repartís las tareas?

V.H.: Intentamos hacerlo todo juntos, ya que hay mucho respeto por la visión del otro y confianza en nuestro criterio. A veces uno está tocando y probando melodías y el otro escribe letras mientras escucha lo que le sugieren los murmullos. Otras simplemente pasamos un rato viendo reportajes o vídeos de cuadrillas en Youtube y nos salta la inspiración para hablar de un determinado tema. Siempre es diferente.

A.J.; No hay roles fijos. A veces, de forma natural, cada uno se va interesando más por un aspecto de la canción, pero lo más interesante suele ser pasar la pelota, contrastarlo o tocar juntos. 

Víctor, tú estudiaste en Berkeley. Cuéntanos cómo fue la experiencia?

V.H.: Fue un año muy intenso en una de las escuelas de música más prestigiosas del mundo. Aprendí muchas técnicas de grabación y programación, pero sobre todo, aprendí a ganar confianza en mí mismo. Guardo un recuerdo muy bonito y grandes amistades por varios países.

Cuando teníamos Revista Magma, trajimos en la fiesta de primer aniversario a tu anterior grupo, Pandanono. Hay una canción, El huracán de los días raros, que aún escucho con una sonrisa en la cara. ¿Qué sacaste de esa experiencia?

V.H.: Fue el primer grupo que tuve, y aunque duró sólo un año, fue una de las experiencias más intensas de mi vida. El grupo se disolvió por desgaste, pero hoy en día mantenemos la amistad, y ojalá volvamos a tocar juntos.

Alex, Vespertine se convirtió en el grupo que más molaba cuando ambos éramos veinteañeros. ¿Qué hay de ese rock en los proyectos que ahora acometes? 

A.J.: Pues cuando cojo un laúd, más que líneas folklóricas me salen riffs tipo Fugazi, y esa forma de estar se filtra de alguna forma, supongo. En mi proyecto en solitario, sobre todo en los directos, uso la guitarra eléctrica y hay pasajes cercanos al noise y al drone. Lo que es igual son las horas de ensayo, los viajes, el tiempo juntos. Esa sensación de banda que hay con Maestro Espada me apetecía volver a sentirla. 

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¿Cuál es el futuro de Maestro Espada?

A.J.: Seguimos componiendo, pasando tiempo en el estudio y a la vez preparando un set de directo. Tenemos muchas ganas de salir y tocar. Esperamos que este sea un mejor año en ese sentido. 

Como a todo el mundo, os habrá venido mal la pandemia. En vuestro caso, ¿ha sido un buen momento para crear o un desierto en cuanto a ideas?

A.J.: Dentro de todo lo malo, ha sido un buen momento, coincidió con el inicio del proyecto y hemos aprovechado para pasar mucho tiempo juntos en el estudio en Barcelona. Han salido bastantes canciones, así que en ese sentido fue un encierro prolífico.

¿Hay algún bolo a la vista?

A.J.: Pues esperamos poder anunciar cosas pronto.

Este año La Mar de Músicas se va a dedicar a España y a los grupos jóvenes que, de una manera contemporánea, traen al presente las tradiciones y músicas de sus antepasados. ¿Qué os parece? ¿Os veremos allí?

A.J.: El cartel de La Mar de Músicas suele ser de mis favoritos del país cada año. Lo seguimos siempre con interés, y nos encantaría formar parte, claro. 

¿Cómo veis la escena musical murciana?

V.H.: La escena murciana siempre ha sido un referente. Poco antes de la pandemia era casi imposible no encontrarse grupos murcianos en todos los festivales del país. Aunque nosotros queremos reivindicar la cultura más underground de grupos como Crudo Pimento, o a las cuadrillas, una escena más diversa y atrevida. 

¿Y la Cultura en la Región de Murcia?

V.H.: Murcia es uno de los focos culturales más interesantes de todo el Mediterráneo, aunque a veces nos sorprenda más a los murcianos que a alguien de fuera. Tenemos festivales como La Mar de Músicas o El Cante de Las Minas que son referente en todo el mundo. Creo que simplemente nos falta un poco más de confianza, de creérnoslo, de mirar más hacia lo nuestro y menos a lo de los demás. 

Fotos: Genis Mitjans.

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